ex_dones, el eslabón perdido entre el feminismo y el esperpento: 30 abr 2008

miércoles, 30 de abril de 2008

Un hombre normal

No hace falta que aporte detalles, todas sabemos de que hablo. No quiero siquiera pronunciar su nombre. Sólo necesito decir hoy más que nunca que el monstruo no es tal, es sólo un hombre. Es un hombre que ha llevado al extremo lo que se le enseñó que tenía que ser en tanto que hombre. Hombre blanco heterosexual ingeniero europeo y dictador de su familia. Secuestró a su hija cuando ella cumplió los dieciocho años, cuando la ley le decía que dejaba de pertenecerle, tras toda una infancia de abusos sexuales. Y formó en el subsuelo la familia que él sentía le correspondía por derecho natural en tanto que hombre. Los retuvo en el más absoluto aislamiento porque eran suyos, los cuerpos de su hija de sus hijos/nietos eran de su propiedad, ¿por qué tenía ÉL que dejarles ver la luz?
El vecindario, tan atónito como siempre, confirma lo que yo digo: era una familia normal. Claro que sí. La familia, tal y como está concebida en nuestra abominable cultura judeocristiana de mierda, tal y como está descrita en la maldita biblia, es exactamente así. Un hombre que domina los cuerpos y las vidas de cuantas mujeres y niños duerman bajo su techo. Un hombre que se ocupa de seguir sosteniendo esa dominación hasta que muere. De ahí venimos y ahí, en demasiadas ocasiones, continuamos.
Claro, todo es cuestión de grados. Pero la fórmula es la misma. El discurso que ha inspirado a ese viejo decrépito cabrón austriaco a enterrar en vida a su hija y a violarla sistemáticamente es el machismo de hoy y de siempre. Punto. El contexto que le ha permitido a él salirse con la suya durante veinticuatro atroces años es el heteropatriarcado.
Me pregunto a cada rato más enojada: ¿desde que autoridad moral los cristianos de bien siguen anteponiendo sus familias a las nuestras (las de las desviadas transmarikabollos)?
Esta es vuestra autoridad, esta es vuestra familia.
Una reportera de televisión española se pregunta cual será el perfil sicológico de tal monstruosidad. Es muy sencillo, lo tienes a tu lado bonita y te empeñas en no verlo. Ten cuidado, guapa, lo tienes pegado a ti. Es machismo y punto, repito, la violencia primigenia que lo cruza todo en este puto planeta. De verdad, no hace falta acudir a Freud para entender a ese hombre blanco heterosexual ingeniero europeo y dictador de su familia.
Él ha tenido más huevos que ningún otro jodido macho. Otros son más sutiles, pegan a su mujer una paliza cuando tarda demasiado en regresar de la compra, se enfurruñan si ella pretende salir a tomar unas cervezas después del trabajo, provocan conflictos con sus mejores amigas para aislarla. Es evidente que la gravedad es distinta según el caso, pero la raíz es la misma.
Los padres se follan a sus hijas, esto es mucho más habitual de lo que queremos admitir en nuestras arrogantes sociedades civilizadas. Esta violencia soterrada y demoledora suele ser consentida por una madre aterrorizada bajo el mismo yugo patriarcal. Como la hermana-pájaro de este otro cabrón patrio que mató a Mariluz, una niña preciosa de cinco años a la que le gustaba bailar Shakira. Esa hermana que sufrió tantos abusos desde pequeñita que, cuando el cerdo depredador le ordenó que le ayudase a esconder el cadáver, ya no tenía opción de negarse. Otra abusada que ahora duerme en la cárcel. Al menos lejos de él, por fin.
No quieren llamar a la barbarie por su nombre. Machismo, no me canso de repetir. Es más difícil combatir los enemigos sin nombre.
Mientras, nos enseñan las casitas blancas del campo austriaco con sus familias normales. Y todas las que, de alguna u otra manera, fuimos encerradas en un sótano con el monstruo, casi todas las mujeres que conozco, casi todas las mujeres de este planeta de familias normales, lloramos de rabia. Una vez más.